Dirigida por Edward Berger (Sin novedad en el frente, 2022), esta película de intrigas de sotanas tiene su punto fuerte en un acertado reparto y en un planteamiento audiovisual más resultón que arriesgado.

© Courtesy of FilmNation Entertainment. © 2024 All Rights Reserved.
Conclave, que adapta la novela de Robert Harris, es la vuelta a la direccional de un realizador que arrasó en 2022 (Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa incluido). El realizador no deja la guerra, pero en esta ocasión no son militares en el campo de batalla. Ahora el enfrentamiento es dentro de la curia y en el Vaticano. Si The Two Popes (Fernando Meirelles, 2019) se aproximaba a la elección del actual papa casi como si de un docudrama se tratara, en la película de Berger jugamos con la especulación, las posibilidades y algún giro de guion rocambolesco.
La película empieza con en el lecho de muerte de un papa. Momento en el que se pone en marcha la elección de uno nuevo. Es Monseñor Lawrence, interpretado por Ralph Fiennes, Decano del Colegio Cardenalicio, el encargado de supervisar la elección papal. Una curia dividida entre el retrógrado Tedesco (Sergio Castellito), el mucho más moderno Bellini (Stanley Tucci) y la vía africana que representa Adeyemi (Lucian Msamati). También en liza está Trembley, a quien da vida John Lithgow. Con un papel secundario, pero que aprovecha como suele, encontramos a Isabella Rosellini. Suya ha sido la escena más celebrada del pase para acreditados (aplausos incluidos). No tanto por los nombres, que también, como por los trabajos realizados, estamos ante uno de los repartos más potentes del año.

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Cuando la película navega entre las intrigas de unos y de otros, en el enclaustramiento al que se ven sometidos durante el tiempo que dura el cónclave, es cuando resulta más amena y entretenida. Es también cuando visualmente la fotografía de Stéphane Fontaine resulta más estimulante, con un juego de luces y sombras muy acordes con el relato. La banda sonora corre a cargo de Volker Bertelmann. El ganador del Oscar por la partitura de Sin novedad en el frente ha escrito para esta Conclave una partitura algo grandilocuente, que en todo caso funciona con la imagen.
La película se pierde en algunos momentos por como plantea ciertos giros de guion (firmado por Peter Straughan). Elementos que no dudamos que sean impactantes y funcionen sobre el papel, pero que en su adaptación al cine pierde algo de definición. Aún así, la película funciona como un buen thiller de sotanas, más por oficio que por originalidad. Y, por qué no decirlo, Ralph Fiennes consigue sacar adelante un personaje con más presencia que profundidad, y lo hace aportándole matices y una mirada sorprendentemente cándida.
