[72SSIFF] Yeohaengjaui pilyo (A traveler’s need): el minimalismo enfocado de Hong

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Nada que decir a las licencias autorales, pero se agradece que Hong Sang-soo haya enfocado su cámara. Una que, por cierto, necesita una revisión urgente.

Hong Sang-soo: el director de los zoom. El que siempre hace la misma película. El que amas u odias. Referente de la cinéfilia. Y, dada su abundante producción, santo patrono de los que asistimos a Festivales de cine. Es curioso como un cine tan sencillo, al menos en apariencia, genera tantos debates. Sea como sea, la inclusión de la película que significa su tercera colaboración con Isabelle Huppert. Fiémonos del olfato de Huppert para seleccionar los directores con los que trabaja.

En esta Yeohaengjaui pilyo, Hong vuelve a ser el responsable de la dirección, el guión, el montaje y la fotografía. En esta ocasión nos cuenta la historia de una mujer a la que le gusta andar descalza y tumbarse en las rocas, degusta con fruición los licores coreanos (makgeolli) y da clases de francés para poder costearse la vida en Corea del Sur. Solo sabemos que es francesa (o al menos francófona). El espectador tiene tan poca informacion como los personajes con los que se cruza (alumnas, compañero de piso).

La actriz Isabelle Huppert y el director Hong Sang-soo CLEMENS BILANEFE

Como sucede habitualmente con las películas del realizador coreano, nos podemos quedar ahí: en el ligero encanto de un personaje en el que no sabemos muy bien si viaja, si huye, si quiere tener una nueva vida alejada de sus orígenes o, que también podría ser, lo echa morro a la vida. Pero más allá de eso divisamos la necesidad imperiosa de una mujer madura de conectar con alguien. De establecer vínculos. Una mujer que, típico Hong, recurre a la dulce modorra que le proporciona el alcohol, como una forma de alejarse un poco de la realidad. Es por último, un estudio sobre las relaciones cuando la diferencia de edad es evidente.

Todo ello en noventa minutos de desastrosas clases de idiomas, brindis y siestas en parques públicos. A Hong Sang-soo se le da bien filmar el «aquí no pasa nada» cuando en realidad sus personajes están aquejados de un patetismo más que importante. Con una Huppert que desaparece en la fragilidad de su personaje. Algo de lo que es consciente el realizador y le exprime hasta la última gota. Gracias, Hong. Vuelve pronto.

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