En el 80º Festival de Cine de Venecia (2023), estaba previsto que fuera Luca Guadagnino quien inaugurase el certamen con Challengers. La huelga de actores que tenía lugar ese verano hizo que finalmente la película se cayera del certamen. Un año más tarde, en el certamen de 2024, Guadagnino  presentó Queer, una cinta en la que vuelve a utilizar de forma magistral la plasticidad del cuerpo humano como un elemento audiovisual.

Si algo deja claro «Queer», la nueva adaptación cinematográfica de la novela de William S. Burroughs, es que el cine sigue encontrando nuevas formas de explorar la identidad y el deseo. Presentada en el Festival de Venecia 2024, la película no solo es una obra visualmente hipnótica, sino también una profunda inmersión en los laberintos emocionales de su protagonista.

Siguiendo la estela de títulos recientes como Call Me by Your Name, Moonlight o Portrait of a Lady on Fire, Queer se suma a una ola de cine LGBTQ+ que va más allá del simple reconocimiento para ofrecer historias auténticas y matizadas. Su director logra captar con una sensibilidad exquisita la alienación, la pasión y el desencanto que atraviesan al personaje central, sin perder nunca de vista el espíritu transgresor del material original.

La película se nutre de una estética envolvente y de una actuación, la de Daniel Craig, que atrapa desde el primer minuto. Lejos de caer en clichés o en discursos moralizantes, Queer se presenta como una exploración honesta de la identidad y del deseo, de la búsqueda de conexión en un mundo que a menudo parece inalcanzable.

El resultado es una obra que no solo es necesaria dentro del panorama cinematográfico actual, sino que también emociona y deja huella. La fotografía de Sayombhu Mukdeeprom, junto con los escenarios urbanos digitalmente recreados, generan esa sensación de irrealidad que necesita la película. Es cierto que, en algunos momentos, todo parece estar al servicio del encuadre y de la imagen, pero desemboca en un final artísticamente impecable que absuelve al protagonista de sus pecados. Sin duda, una de las propuestas más valientes y bellas del año.