La cineasta italiana Maura Delpero sorprendió muy gratamente en la 81ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia con su película Vermiglio. Ambientada en una remota aldea de los Alpes italianos durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, la película explora con profundidad y sensibilidad las dinámicas familiares y sociales en tiempos de conflicto.

La trama de la película se centra en la familia del maestro del pueblo, cuya rutina se ve alterada por la llegada de un soldado desertor. Este acontecimiento desencadena una serie de conflictos que sacuden la aparente tranquilidad de la comunidad. Delpero aborda temas como el patriarcado, las expectativas sociales y el papel de la mujer en una sociedad tradicional, ofreciendo un retrato realista de la época desde una perspectiva íntima. 

Uno de los aspectos más destacados de Vermiglio es su cuidada dirección de fotografía, a cargo de Mikhail Krichman, conocido por su trabajo con cineastas como el realizador ruso Andrey Zvyagintsev. Krichman utiliza la luz natural y juega con las sombras para crear una atmósfera que refleja la austeridad y belleza del entorno alpino, contrastando los espacios oscuros de los interiores de la casa familiar con la luminosidad de los paisajes exteriores.

La narrativa de la película se desarrolla con un ritmo pausado pero envolvente, permitiendo al espectador sumergirse en las complejidades emocionales de los personajes. El guion, también escrito por Delpero, destaca por su profundidad y por abordar temas universales desde una perspectiva local, lo que aporta autenticidad y resonancia a la historia. En resumen, Vermiglio se erige como una de las propuestas más sólidas y conmovedoras del cine italiano reciente, consolidando a Maura Delpero como una directora a seguir en el panorama cinematográfico internacional.