Presentada en la sección Panorama de la Berlinale y ahora en San Sebastián, dentro de la sección Zabaltegi-Tabakalera, Bajo las banderas, el sol de Juanjo Pereira es un documental de una fuerza serena y demoledora.

Durante los 35 años de dictadura de Alfredo Stroessneren Paraguay se generaron y dispersaron por el mundo 120 horas de material gráfico: imágenes de archivo que hoy son la prueba de un país sometido a una de las dictaduras más largas de Latinoamérica. Pereira recoge y ordena ese caudal para reivindicar a los perseguidos, desaparecidos y disidentes, y para recordarnos que la memoria —histórica y colectiva— no es un lujo académico, sino un derecho que sostiene la democracia.
El filme no se limita a ilustrar el pasado. Con un montaje de gran pulso narrativo, convierte cada documento en una presencia viva: el espectador no solo contempla pruebas de la represión, sino que percibe el eco de un miedo que aún late. La sobriedad visual, lejos de enfriar el relato, acentúa la contundencia del testimonio. Pereira evita la voz en off autoritaria; deja que las propias imágenes hablen, que las ausencias se sientan.
Visto apenas unas horas después de Chile, la memoria obstinada de Patricio Guzmán, el documental parece dialogar de forma natural con la obra del cineasta chileno. Ambos comparten una convicción: sin memoria, no hay futuro. Pero sus caminos difieren. Guzmán regresa, cámara en mano, a los escenarios y a los protagonistas de su Batalla de Chile para confrontar el presente con las huellas del pasado; su mirada es la del testigo que insiste en interpelar a la sociedad viva. Pereira, en cambio, construye su película desde la paciente arqueología de archivo, sin la mediación de un narrador que pregunte: es la potencia muda de las imágenes la que acusa y exige.
Paraguay y Chile: dos dictaduras de larga sombra, dos maneras distintas de filmar el trauma, un mismo recordatorio de que la memoria es un acto político. Bajo las banderas, el sol no solo rescata el registro de una represión brutal; nos enfrenta a una pregunta que no caduca: ¿qué hacemos con aquello que el tiempo intenta enterrar?
