La última jornada del Zinemaldia cerró la Sección Oficial con un título de aspiraciones clásicas que no termina de cuajar y, en paralelo, nos regaló en Zabaltegi una recreación histórica mucho más sólida y estimulante.

Winter of the Crow (Sección Oficial)
Con intención clásica, la película de Kasia Adamik llega cargada de ideas que no siempre logran buen puerto. El guion rocambolesco lo fía todo a una historia que pretende ser sobria y acaba en una sucesión de hechos poco verosímiles, hasta un clímax que —y aquí la influencia es clarísima— funcionaba mejor en Argo.
Leslie Manville defiende su personaje con la solvencia habitual, pero se ve vendida ante las concesiones a la verosimilitud que hace el libreto. La fotografía, oscura y gris como exige el relato, sufre por decisiones que, en su intento de aportar autoría, bordean una grandilocuencia innecesaria. El resultado es una cinta justita, un cierre de Sección Oficial que, como el festival en su conjunto, deja claroscuros en su balance final.
Fiume o morte! (Zabaltegi)
Mucho más consistente resultó la última película de Zabaltegi que vimos. La cinta de Igor Bezinović, ganadora en Rotterdam, recrea la invasión de las tropas de Gabriele D’Annunzio en la ciudad croata de Rijeka (en italiano Fiume).
El filme es entretenido y visualmente curioso, con una puesta en escena que combina recreación histórica y un punto de irreverencia. Es cierto que en la parte final resulta algo repetitivo, pero funciona como buen broche para una sección que, edición tras edición, confirma su capacidad para sorprender y para mantener viva la curiosidad cinéfila.
Un día que resume bien el pulso de esta edición: una Sección Oficial de luces y sombras y un Zabaltegi que, fiel a su espíritu, se despide recordándonos que el riesgo y la vitalidad a menudo se encuentran fuera de la competición.
