Sí, aún no he escrito sobre ‘Druk’… Pero es que se merece un análisis mesurado, como mi favorita de este Festival.

Any Crybabies Around?: un error es para siempre
Cuando en plena retransmisión televisiva de la festividad de Namahage, aparece en pantalla un hombre desnudo, con la máscara de la celebración y con signos evidentes de embriaguez, la vida del joven Tasuku dará un vuelco. Apartado de su familia, de su hija recién nacida y de su mujer, deberá purgar lo que es considerado como una conducta vergonzosa.
Un punto de partida visualmente muy potente y que dará lugar a tres años de ostracismo del protagonista, a quien seguiremos en su deambular por la vida. El espectador le seguirá muy de cerca, gracias a un trabajo de cámara nada contemplativo. Porque si bien el punto de partida es prometedor, la película reitera tanto la necesidad de perdón de Tasuku y su aproximación al mismo mediante el método de » prueba y error», que la tensión argumental se diluye. El final de la película retoma ese planteamiento algo impulsivo en su resolución visual, pero que aporta la tensión y el brío para cerrar la película más que correctamente.
Takuma Satô demuestra ser un director interesante, pero con las ideas más claras detrás de la cámara que como autor del guion. En cualquier caso, es interesante encontrar una vía intermedia ente el cine nipón contemplativo y el de acción más radical.
Courtroom 3H: nada que añadir, señoría

El Tribunal de Familia Unificado de Tallahasee (Florida) es el único en Estados Unidos dedicado a las relaciones entre padres y hijos. Su singularidad llamó la atención del director español Antonio Méndez Esparza, quien le dedica este documental. Montado a partir de horas de grabaciones sobre las tomas de declaración y posteriores juicios.
Con la baza del montaje como principal argumento visual, la película consigue que el espectador se mantenga expectante, pendiente de cada intervención, de cada abogado (algunos unos verdaderos «personajes»). Asistimos a familias de acogida entregadas, conocemos a padres biológicos ausente, y a otros que mejor que lo estuvieran. La película procura equilibrar todas las apariciones, dando voz a distintos tipos de familias y problemáticas. Esto nos permite percibir cierta imparcialidad y es sin duda uno de los grandes aciertos del documental. Aprisionado por la misma sala en la que tiene lugar la acción, la película no maneja un apartado visual potente, salvo en el montaje. En cualquier caso, supera y transciende todas las limitaciones para permitirnos conocer esta sala de juicios.