Spoiler: en realidad este artículo se debería haber titulado Algunos Festivales de Clase A europeos…
Empieza una nueva edición del Festival de San Sebastián. Una en la que José Luis Rebordinos y su equipo han decidido cambiar la imagen del certamen y la de sus premios, al tiempo que continuan apostando por una propuesta en la que se equilibran cinematografías y se arriesga con cierto atrevimiento. En un año en el que los Festivales aspiran a un nuevo posicionamiento, San Sebastián no se queda atrás.
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El Festival de Berlín, el primero de clase A que se celebra en Europa cada curso cinéfilo, movió ficha hace unos meses y anunció que Carlo Chatrian, hasta este año Director Artístico del Festival de Locarno, dirigiría junto a Mariette Rissenbeck la Berlinale. El Festival alemán pretende así volver a plantarle cara a sus hermanos franceses e italianos. Como efecto dominó, la salida de Chatrian implica un nuevo rumbo en el Festival de Locarno.
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En cuanto a Cannes, a pesar del ruido que primero la presencia y después la ausencia de Netflix ha tenido en las dos últimas ediciones, decidió replantearse los criterios de selección de su Sección Oficial. Más pendiente de la excelencia que de la alfombra roja, en la que se prohibieron los selfies, la Sección Oficial de este año ha sido aplaudida como una de las mejores de los últimos años. Aunque los medios norteamericanos no compartieron el mismo entusiasmo que el resto, sobre todo europeos. Quizás se trate de decidir si se desea primar el espectáculo o se desea primar el arte. Si la cantidad de películas que se verán en las distintas secciones del Festival de San Sebastián procedentes de Cannes indican algo es que la apuesta les ha salido bien (y ganó Koreeda Hirokazu).
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En dirección contraria se ha movido el Festival de Venecia, que ha abrazado sin pudor el cine de producción norteamericana y con intención de que el Festival sea una presencia importante en la posterior temporada de premios. Donde Cannes arriesgó apostando por Under the Silver Lake (David Robert Mitchell, 2018), Venecia optó por First Man (Damien Chazelle, 2018), por ejemplo. También estuvieron por El Lido los hermanos Coen, Jacques Audiard o Alfonso Cuarón. Este último se hizo con el León de Oro. Roma está distribuida por Netflix… Lo cual reabre el debate de la distribución de esas obras.
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El Festival de San Sebastián apuesta por el cambio: en su imagen, en sus premios, en como (o a quien) se otorgan los Premios Donostia… Un Festival que apuesta por nuevos valores y por la diversidad de estilos. Y que, desgraciadamente sin mucha competencia, será de los que más realizadoras tenga en competición.
Nota: actualmente, los festivales de clase A europeos son: Berlín (Alemania), Cannes (Francia), Moscú (Rusia), Karlovy Vary (República Checa), Locarno (Suiza), Venecia (Italia), San Sebastián (España), Varsovia (Polonia) y Tallin (Estonia).