
por Carlos Férnandez (@charlyr2d2 )*
Suele pasar que en más de una ocasión asociamos una actividad, un objeto o un lugar a una determinada persona. En mi caso me es difícil no pensar en mi madre si visito Sevilla, en mi padre cuando oigo la palabra “bicicleta”, en mi hermana cuando suena Alejandro Sanz o en Kore-eda si alguien nombra San Sebastián (o Donostia). Y es que, con el paso de las edición del Zinemaldia y las numerosas visitas, uno ya lo siente como parte del grupo. Ese grupo de personas que con tanto mimo y sencillez él retrata en la mayoría de sus películas, la familia.

Hirokazu Kore-eda se ha convertido para todos los que vivimos el Zinemaldia en ese familiar al que visitar de vez en cuando, ese tío amable, atento, con el que da gusto hablar que no llama mucho la atención pero que en seguida se nota si no está.
El que, a día de hoy, puede considerarse uno de los mejores directores japoneses te recibe siempre con una sonrisa y una leve reverencia (como si él fuese el que se alegra de verte) y me hace gracia pensar que seguramente sea el mismo gesto con el que, los que amamos sus películas, recibimos cada nuevo título. La sencillez y cercanía que desprende su cine se hacen palpables en su persona. Kore-eda que es capaz de dirigirte a través de sus historias y dar con el botón exacto que te desarma completamente, que consigue con facilidad y sin fuegos de artificio conectar con todo tipo de personas es el mismo que aparece a las dos de la madrugada, tras el pase de “De tal padre tal hijo”, para, mientras el público todavía se seca las lágrimas y le aplaude en pie, saludar uno a uno a todo aquel que quiera acercarse a hablar con él.
Este año, por fin, el Festival de San Sebastián premiará la trayectoria del alumno aventajado de Ozu y Mizoguchi. Un director que junto a Yamada han mantenido vivo el cine japonés más costumbrista, el que habla de su cultura y tradiciones, el que, a pesar de todas las diferencias culturales que nos separan, habla de sentimientos, de personas, de familia, en definitiva esas películas que en el fondo hablan un poco de nosotros mismos y allí estaremos para volver a aplaudir y compartir ese feliz momento con nuestro Tito Kore.
Adicto al cine, fotógrafo y productor audiovisual. Colabora con la web CINEol, para la que cubrirá un año más el Festival de San Sebastián.
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