Desmontando a… Almodóvar (III)

Dolor y Gloria ya está en los cines. Ya podemos acercarnos a ella y disfrutarla, o no. Podemos desmontarla, o no. Sea cual sea el ánimo con el que vayamos a verla, no se puede negar que la llegada de una película de Pedro Almodóvar a nuestra cartelera tiene un impacto que va más allá de lo cinéfilo o de lo cultural.

(Y sí: textos libres y originales. Y personales.)

Álex Manzano (@Alex8ymedio), colaborador de La Noche Americana

VICTORIA ABRIL EN TACONES LEJANOS

La mejor:  Tacones Lejanos

Recuerdo en mi adolescencia que una Semana Santa me vi unas diez pelis del manchego, entre todas ellas me marcó mucho Tacones lejanos porque creo que nunca había visto una forma así de retratar la maternidad y no he vuelto a hacerlo hasta que he visto el cine de Dolan. Ese abrazo entre Victoria Abril y Marisa Paredes, los tacones desde la ventana de aquel bajo, Luz Casal cantando Piensa en mi y Miguel Bosé como esa Drag Queen de doble vida son algunos de los detalles más emblemáticos de su trabajo.

Tacones lejanos tiene al Almodóvar más castizo, pero también el más cómico, una de sus cintas más sensibles con la historia de amor más real y sincera de su filmografía.

La peor: Todo sobre mi madre

Aquí voy a ser la nota discordante (*), pero no soporto la película que catapultó a Almodóvar al éxito anglosajón. Los diez primeros minutos me parecen sublimes, pero cuando el personaje principal se va a Barcelona creo que se convierte en la obra más inverosímil del director donde se suceden situaciones ridículas cuyo culmen será el personaje de Toni Cantó. Tenía la sensación de que sabía dónde quería llegar pero todo se quedaba a medias porque la película se ramificaba y se convertía en un vulgar desfile de extravagancia.

*: la editora quiere recalcar que sí, que ha sido la nota discordante

Nuria Vidal Trapero (@Nuriko1412 ). Profesora de cultura audiovisual. Editora jefe y colaboradora en el Grupo RIRCA

FOTOGRAMA DE MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS

Sinceramente, esta es una pregunta que me ha costado responder debido al amplísimo microcosmos cinematográfico que el cineasta manchego construye en su filmografía. Sin embargo, la que obtendría el primer puesto en mi ranking almodovariano sería Mujeres al borde de un ataque de nervios. ¿Los motivos? Teniendo en cuenta su contexto fílmico, la considero un maravilloso resumen de su primera etapa como autor y la obra que asentará el estilo narrativo y estético neobarroco que lo caracteriza. Una hibridez genérica que mezcla la comedia de enredos y el melodrama con personajes excesivos y melancólicos, a la vez que construye un estilo más maduro a caballo entre el Madrid moderno y el tradicional como continuación de ¿Qué he hecho yo para merecer esto?.

Por otro lado, muy a mi pesar tendría que calificar a Kika como la cinta que menos me atrae de Almodóvar. O, mejor dicho, con la que menos conecté a nivel emocional. A pesar de seguir con las premisas estilísticas y narrativas y contar con algunas situaciones realmente divertidas, la película me dejó una sensación de amalgama de acciones y una mezcla de tonos que no me acaban de funcionar del todo (sobretodo de cara al tercio final de la película). Aunque, a lo mejor mi falta de empatía con la cinta se deba a una distancia generacional con el material y con el contexto de la época.

Carlos Fernández (@charlyr2d2 ), dolanista irredento y colaborador de CINeol

PENÉLOPE CRUZ EN VOLVER

Ahora que me han invitado a escribir sobre el cine de Almodóvar creo que ha llegado el momento de reconocer que yo, como buen cuñado que se precie, hace años también estuve cerca del pensamiento, hoy sé que equivocado e insultante, que decía que el director manchego solo hacía cine de «putas y maricones”.

Seguramente en la mayoría de nosotros esté intrínseca la predisposición a las segundas oportunidades, si no a qué se debería lo de “el ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra” o simplemente maduramos (estos no son mayoría). Así que volví a Almodóvar con Todo sobre mi madre que, sin apasionarme en un primer momento, me interesó lo suficiente como para tenerme pendiente de sus películas venideras hasta que llegó Volver, un drama sobre la perdida plagado de momentos cómicos y con unos personajes maravillosos. El reencuentro con Carmen Maura (aunque al final supusiese una despedida) y el sentimiento de sentirnos parte de esa Raimunda que, cuando la vida no le sonríe, vuelve al fantasma (o no tan fantasma) de su madre para que le ayude son la guinda de un pastel cinematográfico que (casi) se cierra de manera magistral con:

“No me digas eso, Raimunda, que me pongo a llorar. Y los fantasmas no lloran.”

A partir de Volver he esperado y vivido cada uno de los estrenos de Almodóvar, con más o menos pasión, hasta que llegó Los Amantes pasajeros una loca comedia desenfrenada en las que a pesar de su reparto y mi predisposición en vez de risas consiguió provocarme vergüenza ajena y por abreviar no hablaré de la desastrosa analogía del avión como representación de la Península Ibérica y sus habitantes.

Imma Pilar (@rodasons), colaboradora de Videodromo y administradora de Cinema Manifesto


FOTOGRAMA DE TODO SOBRE MI MADRE

Es difícil seleccionar una película, una sola, en una filmografía como la de Almodóvar, para aislarla y destacarla sobre las demás, designándola como la mejor. Es difícil y traicionero. Por eso, porque me cuesta elegir una como la cumbre de su obra, porque creo que varias películas podrían hacerse fácilmente con el cetro (y porque cada vez que hago un top pierdo años de vida), confieso que, más que la mejor, Todo sobre mi madre es mi favorita. Dolorosa, descarada, descarnada, atrevida… Lo femenino contado con la complejidad única de su propia extensión, de sus múltiples caras y de su conflicto con lo masculino. Y, al mismo tiempo, es el rechazo de lo genérico. Es la maternidad dolorosa. Es desesperación, enfermedad, adicción, humor y esperanza. Hay más capas que personajes y esto hace de la cinta un conjunto tan rico como por momentos inabarcable. Pero siempre invita a que nos adentremos en ella, a que no rehuyamos de su complejidad quedándonos en la anécdota. Con los años, los visionados y las revisiones, he aprendido que en una carrera tan amplia cabe de todo, pero si solo me pudiera llevar una película del manchego a una isla desierta, sería esta. Con unas actrices cada cual más maravillosa, es difícil quedarse con una interpretación. Y como corolario, una lección. Esa que nos da Almodóvar a través de la voz de Antonia San Juan (La Agrado):

«Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma»

Y, sí, confieso que se que La mala educación no es la peor película de Almodóvar. Pero eso no impide que sea la que menos me gusta. Cuando piensa en ella, recuerdo antes el «negro sotana» que el «rojo Almodóvar». Creo que se pierde en su propia intensidad y se aísla, dejando fuera de su discurso al espectador, como un texto en el que vertemos nuestra rabia y dolor, tabla de salvación para quien lo escribe, pero que resulta inconexo y agotador para cualquier lector que se cruce con él.

Y así ponemos el punto final a este especial sobre el cine de Almodóvar. Ha sido un gustazo colaborar con tanta gente a la que admiro y de la que aprendo. No hay manera de expresar mi gratitud por haber querido compartir vuestras opiniones con nosotros. Así que solo diré GRACIAS. A Laura M. Solano, Imanol Gallego, Mª Carmen Fúnez, Christian Leal, Bel Kendall, Amaia García, Lucía Ros, Alain Garrido, Víctor Esquirol, Aarón Rodríguez, Déborah García, Davíd Martínez, Carlos Elorza, Iñaki Ortíz, Ricardo Fernández, Álex Manzano, Nuria Vidal y Carlos Fernández. También presentes, aunque sin texto, Jesús Choya, MªMar Gallardo y Manu Argüelles. A todos, un abrazo que emplaza a futuras colaboraciones. Gracias (otra vez).

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